¿CÓMO TRATAMOS A NUESTROS MAYORES?

©Texto: Pilar S-Infante

A veces, como si fueran niños. Ésta es la conclusión a que ha llegado María Esperanza Marcos Juárez, especialista en Derecho Sanitario de la Sociedad Española de Médicos de Residencias (SEMER), quien denuncia que esta práctica es «el mayor de los maltratos psicológicos», aunque no esté reconocida por la sociedad española.

Y es que, si nos paramos a pensar, hay una tendencia muy frecuente a tratar a las personas mayores como a bebés o a lelos. Y esto, con la mejor voluntad. El envejecimiento forma parte de un proceso vital que hay que respetar y que vamos a sufrir todos. Personas que han estudiado y trabajado, que han sido muy válidas para la sociedad y que han acumulado sabiduría y experiencia, figuras de respeto en definitiva, se ven tratadas de repente como si no supieran nada, como si no valiesen nada, sólo por el hecho de tener una dependencia física. Sacaron país adelante en circunstancias muy difíciles pero han dejado de ser punto de referencia de la familia como consejeros o guías y sus opiniones ya no son tenidas en cuenta. Incluso, a veces se les abronca. Y eso es una forma de maltrato psicológico tolerado socialmente y totalmente extendido. En opinión de Marcos Juárez, el anciano recibe todo esto con resignación y, “como depende de sus familiares, muchas veces calla y aguanta por no agravar su situación”.

Esto supone una merma de libertad y de dignidad. En resumen, es un maltrato psicológico, tan grave y tan dañino o más que uno físico, que puede derivar, incluso, en cuadros de depresión y abandono.

En España hay 8 millones de personas mayores de 65 años y solamente medio millón están en geriátricos y centros de día. Se supone que en estos centros los mayores son atendidos por expertos en geriatría, cada vez mejor formados, y que las residencias de mayores son inspeccionadas. La sociedad, las familias, deberían adquirir también una formación adecuada para atenderlos. Además, Marcos Juárez señala que existen maltratos más allá de los físicos o psicológicos, como el abuso financiero, en el que el cuidador “maneja” y “gobierna” las cuentas y, por el cual, el anciano «queda totalmente desvalijado».

Todas estas clases de maltratos pueden incurrir en delito y la letrada recuerda que, según la Ley de Enjuiciamiento Criminal, los ciudadanos tenemos la obligación de denunciarlos. <<